domingo, 2 de noviembre de 2014

La justicia argentina considera a Martín Villa “responsable de la represión” del 3 de marzo de 1976 en Vitoria

La jueza Servini señala que los delitos que le imputa al exministro de Relaciones Sindicales son “sancionables con penas de prisión perpetua


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Edificio en Vitoria con denuncias por los sucesos del 3 Marzo 1976


Cadena Ser, - 1 noviembre 2014
IKER ARMENTIA VITORIA  01/11/2014 –
La jueza María Servini de Cubría considera que Rodolfo Martín Villa es “responsable de la represión” del 3 de marzo de 1976 en Vitoria en la que fueron asesinados cinco trabajadores a manos de la Policía Armada durante el desalojo de una iglesia donde se reunían centenares de personas.
En el auto en el que ordena la detención “a efectos de extradición” del entonces exministro de Relaciones Sindicales, la jueza señala que “los hechos de los que resulta responsable” son sancionables con las “penas de reclusión o prisión perpetua” recogidos en artículo 80 del Código Penal, en referencia al delito de homicidio con el agravante de haber sido cometido con el concurso premeditado de dos o más personas.
“Todo ello sin perjuicio de la aplicación de penas más benignas en su caso, si así resultare de las sanciones previstas en el Código Penal en el momento de la comisión de los hechos”, explica.
Para Servini, los delitos de Martin Villa y del resto de los imputados constituyen “crímenes de lesa humanidad” y sus responsables están sujetos a “persecución a través del principio de jurisdicción universal”.
Martín Villa no es el único imputado por los sucesos del 3 de marzo. La jueza imputa también responsabilidades en la matanza de Vitoria a Alfonso Osorio, ministro de Presidencia que “junto a Adolfo Suárez y Martín Villa decidió que el operativo fuese dirigido por un mando único para que coordinase y mandase a todas las fuerzas por orden público”.
Servini también pide la detención y extradición de Jesús Quintana, capitán de la Policía Armada al mando de las fuerzas que asaltaron el templo.

3 de marzo de 1976, los asesinatos de Vitoria
En 2008 el Parlamento vasco atribuyó a Martín Villa “responsabilidades políticas evidentes” en la muerte de cinco trabajadores a manos de la Policía

IKER ARMENTIA VITORIA  01/11/2014 –
Vitoria. 3 de marzo de 1976. Aquel día se había convocado una huelga general en Vitoria. Era la culminación de dos meses de paros en varias fábricas de la ciudad. Los trabajadores reclamaban 5.000 pesetas al mes y otras mejores laborales, pero los dueños de las factorías no cedían, apoyados por las autoridades franquistas.
El conflicto había ido creciendo hasta el punto de que también se pedían libertad y derechos. Franco había muerto cinco meses antes pero la democracia tardaría todavía tiempo en llegar.
La lucha de los trabajadores de Vitoria trascendía las fronteras de aquella pequeña ciudad y preocupaba al Gobierno en el que estaba Martín Villa, ministro de Relaciones Sindicales. El Gobierno temía que el ejemplo de Vitoria –un movimiento asambleario de trabajadores luchando por mejoras laborales y más libertad– pudiera extenderse a otros puntos de España.
Aquel 3 de marzo de 1976 Vitoria despertó paralizada. La huelga había sido un éxito. Por la mañana se vivieron algunos altercados con la policía pero la tragedia llegaría por la tarde. A esa hora se había convocado una asamblea en la iglesia de San Francisco del barrio de Zaramaga.
Pese a la presencia policial, cerca de cuatro mil personas lograron acceder al interior del templo. Asambleas como la de aquella tarde se habían organizado en otras ocasiones pero esta vez las autoridades no la iban a permitir.
La Policía Armada exigió a las personas que estaban en el interior que desalojaran la Iglesia, pero los trabajadores se negaron. Sabían que lo que les esperaba fuera eran porras y golpes. Fue peor.
“Si lo desalojan por las buenas, vale. Si no, a palo limpio”, comentaba un mando policial en unas grabaciones de las conversaciones policiales de aquella tarde.
Los policías rompieron algunos cristales de las ventanas y lanzaron botes de humo dentro del templo. Cuando la gente empezó a salir de la iglesia, la policía disparó a la multitud.
Más de un centenar de personas resultaron heridas y cinco trabajadores fueron asesinados: Pedro María Martínez Ocio, Francisco Aznar, Romualdo Barroso, José Castillo y Bienvenido Pereda
Estas son las conversaciones entre los policías:
“¿Que tal esta el asunto ahora por ahí?, cambio. Te puedes figurar, después de tirar igual mil tiros y romper toda la iglesia de San Francisco, ya me contarás como está toda la calle, cambio. Muchas gracias, buen servicio, cambio”.
La Ley de Amnistía impidió investigar estos hechos. Durante décadas las víctimas y sus familiares reclamaron justicia.
El Instituto de Historia Social de la Universidad del País Vasco investigó los hechos y concluyó que existían “responsabilidades penales claras” pero no pudo identificar a las personas que tomaron la decisión de desalojar la iglesia a sangre y fuego.
En 2008, el Parlamento vasco atribuyó “responsabilidades políticas evidentes” a Manuel Fraga, ministro de Gobernación, Alfonso Osorio, ministro de presidencia y
también a Rodolfo Martín Villa, entonces al frente del ministerio de Relaciones Sindicales.

“ES UNA ALEGRÍA TREMENDA”
IKER ARMENTIA
“Es una alegría tremenda, luchar merece la pena”. El testimonio es de Andoni Txasko, portavoz de la Asociación de Víctimas del 3 de marzo y que todavía padece importantes secuelas físicas de aquella fatídica fecha.
Txasko viajó en su día a Buenos Aires para declarar ante la jueza argentina María Servini de Cubría que ha ordenado la detención de  Rodolfo Martín Villa, entonces ministro de Relaciones Sindicales, además de Alfonso Osorio, vicepresidente del Gobierno, y Jesús Quintana, al frente de la Policía Armada en Vitoria durante el 3 de marzo.
Txasko cree que “por fin, después de tantos años pidiendo justicia, se han visto resarcidas las ansias de justicia aunque haya sido fuera del Estado español”.
Sobre el papel de Martín Villa en los sucesos del 3 de marzo, Txasko sostiene que “de los que quedan vivos es el máximo responsable político”. “Por diferentes conversaciones hemos conocido que Fraga (entonces ministro de Gobernación), Martín Villa y Osorio tuvieron una intervención directa en el conflicto laboral a petición de los empresarios de la ciudad que veían cómo el conflicto laboral se les iba de las manos”, explica.

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