domingo, 2 de noviembre de 2014

Argentina pide la extradición del policía asturiano Pascual Honrado por torturar a Gerardo Iglesias

La juez incluye al excomisario en la lista de acusados por crímenes franquistas de lesa humanidad encabezada por Martín Villa


Gerardo Iglesias
Geraldo Iglesias
 Asturias 24, - 2 noviembre 2014
La juez María Servini incluye al excomisario en la lista de acusados por crímenes franquistas de lesa humanidad encabezada por el exministro Martín Villa y el suegro de Alberto Ruiz Gallardón.
Raúl Álvarez. @rallvarez. Domingo02 de noviembre de 2014
A principios de los años 70, para los antifranquistas asturianos, el nombre del comisario Pascual Honrado de la Fuente llegó a ser sinónimo de detenciones ilegales, torturas y malos tratos. Gerardo Iglesias, que tras el regreso de la democracia a España se convirtió en diputado, secretario general del PCE y primer coordinador de Izquierda Unida, siempre le ha acusado con nombre y apellidos de las palizas que recibió en las dependencias ovetenses de la infausta Brigada Político Social dirigida por Claudio Ramos. La mala fama de Honrado vuelve a resonar este sábado, pero esta vez la justicia no está ahí para protegerlo, sino para buscarlo. Su nombre es uno de los 19 incluidos en la lista de detenciones y extradiciones solicitadas a España por la juez argentina María Servini, que instruye en Buenos Aires la única causa abierta en el mundo por los crímenes y los abusos contra los derechos humanos cometidos en nombre de la dictadura de Francisco Franco.
La rama asturiana de la coordinadora que agrupa en toda España los esfuerzos de las familias que han recurrido a la querella argentina como modo de buscar reparación y justicia ha acogido con una sobria alegría la decisión. Es un paso adelante, pero la solución aún parece lejana, en especial si, como sucedió el año pasado con las peticiones sobre otros dos policías acusados de torturas, Jesús Muñecas y José Antonio González Pacheco (conocido como Billy el Niño), acaban sin extradición. Billy el Niño también dejó un rastro de miedo en Oviedo, donde estuvo destinado entre 1974 y 1975. Sin embargo, no ha sido extraditado. Únicamente debió entregar su pasaporte tras prestar declaración en la Audiencia Nacional.
400 CASOS ASTURIANOS
En los 400 casos recopilados en la región, abundan más los crímenes y las desapariciones ocurridos en la inmediata posguerra, pero plataforma que los ha reunido está satisfecha con los delitos a los que se refiere la decisión de la juez Servini, que se ocupa de abusos cometidos en los últimos años de la dictadura. Para los afectados o sus descendientes, esa prolongación en el tiempo demuestra que la represión del régimen llegó hasta sus últimas horas y no puede considerarse acabada tras los excesos de la inmediata posguerra. Toda una generación de políticos asturianos activos en los años 70 –Iglesias o el socialista Antonio Masip— han recordado en reportajes periodísticos a Ramos y sus subordinados. A Honrado se refiere Iglesias como “el peor de todos” y cuenta su costumbre de derribar a los detenidos a puñetazos.
Honrado, sin embargo, negó esta primavera, al ponerse en marcha la querella argentina, haber participado en esas sesiones. “Yo no he torturado a nadie”, afirmó a ASTURIAS24. Después de la muerte del dictador, Honrado, que solía jactarse de que seguiría siendo policía incluso en democracia, pudo cumplir su palabra. Se jubiló en los años 90.
El resto de la veintena de nombres reclamados por la juez Servini tiene que ver, como en el caso asturiano, con hechos ocurridos hacia el final del franquismo. Al exministro Rodolfo Martín Villa, por ejemplo, la magistrada lo imputa por unos hechos ocurridos después de la muerte de Franco: la represión de una manifestación en Vitoria que acabó con cinco muertos y centenares de heridos el 3 de marzo de 1976. También ha llamado la atención la inclusión en la lista del suegro del exministro de Justicia Alberto Ruiz Gallardón. A José Utrera Molina, en aquella época secretario general del Movimiento, Servini le acusa de convalidar la muerte en el garrote vil del anarquista Salvador Puig Antich en 1974.

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