domingo, 2 de noviembre de 2014

El suegro fascista de Gallardón morirá en la cama

Nuestra derecha, por supuesto, no va a colaborar con la tal exigencia judicial


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Gallardón y Utrera Molina

 Aníbal Malvar. Público, - 1 noviembre 2014
Una jueza argentina muy pizpireta ha cursado una orden de detención preventiva contra el ex ministro franquista José Utrera Molina, suegro de Alberto Ruiz Gallardón, por los crímenes y las desapariciones de cuando entonces. Estos argentinos no saben que el franquismo fue “un periodo de extrema placidez”, como lo definió el inefable Jaime Mayor Oreja, y pretenden cambiar la historia de España por envidias e inquinas contra nuestro delicioso y primaveral presente. Nuestra derecha, por supuesto, no va a colaborar con la tal exigencia judicial, y José Utrera Molina morirá rico y en su cama, que es como suelen morir los más dulces genocidas. Al fin y al cabo, Utrera ya solo es un viejecito muy amable, y no conviene desenterrar mucho el pasado, no vayamos a acabar dándonos cuenta de que los que gobiernan hoy son de la misma sangre que aquellos que derramaron la nuestra entre 1936 y 1975. A la extrema placidez de nuestros muertos de las cunetas es a la que se refería Mayor, por si no os habéis enterado.
Quen la España franquista hubo algunos despareciditos es cosa sabida por todo el mundo. Pero también el mago David Copperfield hace desaparecer a gente, y nadie eleva por eso una orden internacional de detención contra él. Yo mismo desaparezco de vez en cuando, y no por eso los jueces españoles ordenan encarcelar a mis millardos de suegros.
La justicia internacional, por argentina y plata que sea, no tiene derecho a hurgar en nuestro glorioso pasado y molestar a nuestros más egregios asesinos. Ahora tenemos perseguibles mucho más cool, cual Edward Snowden o Julian Assange. Al fin y al cabo, es mucho más peligroso hacer aparecer los documentos que demuestran que EEUU es un país criminal que hacer desaparecer a unos obreretes e intelectuales rojos de mierda.
Después de la II Guerra Mundial, unos iluminados decidieron crear la Corte Internacional de Justicia en La Haya para investigar crímenes de guerra y algunas otras tonterías. De 1945 hasta la fecha, obviando algún gritito contra la guerra en la ex Yugoslavia, tampoco se le ha visto a esta institución ponerse demasiado feroz contra genocida alguno. Hoy mismo, en dicho tribunal, se sienta la jueza estadounidense Joan Donoghue, a pesar de que EEUU no acepta desde 1984 ningún arbitraje de estos salados y vistosos magistrados. La historia se remonta a la revolución sandinista nicaragüense. Una revolución incruenta reventada por EEUU a base de muertos inocentes, quema de cafetales, fumigación de cultivos con venenos para matar al pueblo de hambre.
Pidieron estos 15 jueces de La Haya al presidente Ronald Reagan que cesara su uso ilegal de la fuerza militar en aquel democrático paisito centroamericano, y no se me ocurre manera más fina de expresar lo que el antiguo actor hizo con tal recomendación: pasársela por el forro de los cojones. Después Reagan murió de Alzheimer y no me extraña: tenía demasiadas cosas que olvidar.
Como nuestro elegante Utrera Molina, que es un encanto de señor y muy limpio. Ya se ha lavado muy bien las manos para tirar por el desagüe toda aquella sangre. No es buen momento para molestarlo, con lo mayor que está. Un fascista no se realiza hasta que quema un libro, corta un árbol y mata a un niño.
Los argentinos son muy pejigueros con esto de recordar la historia, pues sufrieron una horrible dictadura. Nosotros, sin embargo, gozamos de una dictadura tan hermosa y plácida que hoy nos gobiernan los hijos y nietos de aquellos señores, nos venden preferentes los hijos y nietos de aquellos banqueros, y nos juzgan los hijos y nietos de aquellos jueces.
Habiendo justicia divina, como todos los meapilas sabemos, es innecesario eso de la justicia internacional. Que Utrera rece dos padrenuestros y tres avemarías y le perdonamos. Que es lo que hemos hecho en España los ex rojos con los fascistas tras nuestra modélica y laica Transición. Y nos va fabuloso.

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