Se enmarca dentro de una investigación del CSIC que busca recabar información sobre la guerra civil
Antigua iglesia en el pueblo viejo de Belchite |
V. MILLÁN | 17/05/2014
La cruenta y a la vez excepcional imagen de las ruinas del pueblo viejo de Belchite, ancladas en el tiempo como las dejó la Guerra Civil, será objeto de estudio en un proyecto internacional que busca, a través de la arqueología contemporánea, profundizar en los detalles y el desarrollo del conflicto.
A partir de octubre, arqueólogos españoles y británicos, junto con un
grupo de voluntarios llegados desde distintos lugares de Europa, excavarán en el entorno de la Batalla de Belchite en busca de pistas que aporten nuevas piezas al puzzle de la historia reciente de España.
“El proyecto es una prolongacion de una iniciativa que llevamos desarrollando desde 2008 para comprender la Guerra Civil y el franquismo a partir de los restos arqueológicos” explica Alfredo González-Ruibal, científico titular del Instituto de Ciencias del Patrimonio (Incipit) del CSIC y director de la vertiente española del proyecto, que ya ha elaborado investigaciones en otros escenario de la Guerra Civil, como el castillo de Abánades, en Guadalajara, o el campo de concentración de Castuera, en Badajoz y que comenzará ahora su primer trabajo en suelo aragonés.
La pata extranjera de la investigación, financiada con fondos europeos y contribuciones de voluntarios, la sustenta el arqueólogo galés Salvatore Garfi, que desde comienzos de año encabeza una iniciativa internacional encaminada a iluminar desde el punto de vista arqueológico la labor que las Brigadas Internacionales tuvieron durante el conflicto, en concreto, de la Brigada XV, compuesta por americanos, canadienses y británicos que lucharon junto al ejército republicano en la Batalla de Belchite.
Según los Archivos Nacionales Británicos, aproximadamente 4.000 voluntarios procedentes de Inglaterra e Irlanda lucharon en España entre 1936 y 1939. “Para la mayoría de la gente que no es española la Guerra Civil puede parecer un conflicto que solo tuvo importancia en su país, pero eso es un error”, comentaba Garfi en declaraciones a la BBC, señalando que el objetivo del estudio es “crear una visión integral de lo que pasó en Belchite”.
Un escenario intacto“El proyecto es una prolongacion de una iniciativa que llevamos desarrollando desde 2008 para comprender la Guerra Civil y el franquismo a partir de los restos arqueológicos” explica Alfredo González-Ruibal, científico titular del Instituto de Ciencias del Patrimonio (Incipit) del CSIC y director de la vertiente española del proyecto, que ya ha elaborado investigaciones en otros escenario de la Guerra Civil, como el castillo de Abánades, en Guadalajara, o el campo de concentración de Castuera, en Badajoz y que comenzará ahora su primer trabajo en suelo aragonés.
La pata extranjera de la investigación, financiada con fondos europeos y contribuciones de voluntarios, la sustenta el arqueólogo galés Salvatore Garfi, que desde comienzos de año encabeza una iniciativa internacional encaminada a iluminar desde el punto de vista arqueológico la labor que las Brigadas Internacionales tuvieron durante el conflicto, en concreto, de la Brigada XV, compuesta por americanos, canadienses y británicos que lucharon junto al ejército republicano en la Batalla de Belchite.
Según los Archivos Nacionales Británicos, aproximadamente 4.000 voluntarios procedentes de Inglaterra e Irlanda lucharon en España entre 1936 y 1939. “Para la mayoría de la gente que no es española la Guerra Civil puede parecer un conflicto que solo tuvo importancia en su país, pero eso es un error”, comentaba Garfi en declaraciones a la BBC, señalando que el objetivo del estudio es “crear una visión integral de lo que pasó en Belchite”.
Pese a que hasta el 8 de noviembre no comenzará la puesta en marcha de los trabajos, el equipo de González-Ruibal realizó hace un par de semanas la primera toma de contacto con el terreno, seleccionando un tramo de trincheras cercanas ya a la localidad de Mediana o un grupo de fortificaciones al este del pueblo viejo construidas
por el bando nacional antes de la batalla, ubicaciones que al ser
estudiadas podrían dar un mejor marco de cómo se desarrolló la contienda
y el movimiento de tropas que hubo entre el 24 de agosto y el 6 de septiembre de 1937.
“Entre las zanjas denfensivas vemos el suelo seco abierto de cuajo por las explosiones y alrededor de los cráteres esquirlas de metal, que parecen no haberse movido un ápice desde hace tres cuartos de siglo”, relata el arqueólogo.
Además, las investigaciones se completarán con grabaciones de los edificios y los paisajes que en la actualidad quedan en pie en el pueblo viejo, y con excavaciones en lugares utilizados por ambos bandos antes y después del enfrentamiento, como las galerias subterráneas de Mojón del Lobo, donde el ejército republicano situó la artillería con la que bombardeó el pueblo, o los distintos barracones construidos para atender a los supervivientes tras el conflicto, así como los destinados a recluir a los prisioneros.
“Entre las zanjas denfensivas vemos el suelo seco abierto de cuajo por las explosiones y alrededor de los cráteres esquirlas de metal, que parecen no haberse movido un ápice desde hace tres cuartos de siglo”, relata el arqueólogo.
Además, las investigaciones se completarán con grabaciones de los edificios y los paisajes que en la actualidad quedan en pie en el pueblo viejo, y con excavaciones en lugares utilizados por ambos bandos antes y después del enfrentamiento, como las galerias subterráneas de Mojón del Lobo, donde el ejército republicano situó la artillería con la que bombardeó el pueblo, o los distintos barracones construidos para atender a los supervivientes tras el conflicto, así como los destinados a recluir a los prisioneros.
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