En el Barranco del Carrizal (Granada) se encuentra una de las mayores fosas comunes de Andalucía. Dicen los investigadores que allí permanecen enterrados entre tres mil y cuatro mil víctimas de la represión franquista.
Barranco Carrizal en Órgiva, donde hay enterradas 4.000 víctimas del franquismo. // CHARO VALENZUELA |
Ninguna lápida recuerda sus nombres. Tan sólo una placa, situada en la carretera que lleva al municipio alpujarreño de Órgiva, indica que en aquellos parajes hubo fusilamientos masivos, que en el barranco están enterradas miles de víctimas que “sufrieron la privación de su vida durante la Guerra Civil y la postguerra” por defender “la legalidad” y los “principios democráticos”. Este viernes, esos difuntos sin nombre recibieron un emotivo homenaje. Unas cien personas acudieron al acto, que solo en dos ocasiones ha coincidido con una fecha significativa: el día de todos los santos. Claveles rojos depositados junto al monolito situado en la carretera en memoria de las víctimas, un recital de poesía y muchos e interminables discursos recordaron a las víctimas de la barbarie. Entre los asistentes, una mujer lucía una bandera republicana a modo de capa y unos pocos familiares, abuelas la mayoría, depositaron un clavel rojo en el monolito.
Una mujer deposita un clavel. // CH. V. |
Hasta hace unos pocos años ni siquiera existía una placa en recuerdo a las víctimas. “Llegaban camiones llenos de presos de Málaga, la Costa y la Alpujarra, los fusilaban y a patadas arrojaban sus cuerpos a las fosas comunes”. Lo dijo la alcaldesa de Órgiva, la socialista María Ángeles Blanco, al recordar que allí asesinaron entre “tres mil y cuatro mil personas” y que en las laderas del barranco se sitúa “la mayor fosa” de la geografía provincial.
En el lado de las familiares de las víctimas, una docena de mujeres seguían los discursos oficiales. Algunas tenían la certeza de que los restos de sus familiares que buscaron durante años no se encontraban allí. Es el caso de Maravillas Martínez, sobrina de fusilado que, por fin, ha localizado los restos de su tío, asesinada en 1947, en una fosa del municipio de Pinos del Valle. “De aquello no se habló en casa durante mucho tiempo, porque era un tema tabú”, explica. Ahora, tras la identificación de los restos de su tío, podrá poner fin al duelo.
No les sucede lo mismo a los que creen que sus familiares se encuentran en las fosas comunes del Carrizal, un enclave que la Junta de Andalucía ha protegido al declararlo Lugar de Memoria. De eso hablaron los políticos y los representantes de la Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica que intervinieron en el acto. El homenaje a los olvidados del Carrizal fue más bien un alegato contra la amnesia colectiva y una reivindicación de sacar a la luz la verdad de lo que ocurrió.
“No nos mueve el deseo de venganza ni el querer ajustar cuentas, sino el deber de honrar a las víctimas y garantizar el derecho a conocer lo que sucedió, frente a quienes siguen instalados en la nostalgia, la intolerancia y el fanatismo”, señaló la secretaria general del PSOE de Granada, Teresa Jiménez.
La dirigente socialista se refería al PP, que en los últimos años ha enconado el debate sobre la memoria histórica en Granada con las declaraciones realizadas por algunos de sus dirigentes. A ellos también se refirió el vicesecretario general del PSOE-A, Mario Jiménez, quien criticó que el Ejecutivo de Rajoy haya suprimido todas las partidas presupuestarias para dar cumplimiento a la Ley estatal de Memoria Histórica, pero que haya gastado 300.000 euros para el Valle de los Caídos. “Necesitamos que se conozca la verdad y que las instituciones promocionen su conocimiento porque sólo sobre la verdad y la transparencia será posible cerrar esa etapa”, añadió.
Mario Jiménez afirmó que la dictadura y la represión fue posible porque tres actores se conjuraron para hacerla, “la derecha política, el Ejército y la Iglesia y sólo el Ejército ha hecho la Transición”. “La democracia no será real y total si no asumimos el deber moral de rescatar del silencio y del olvido a quienes fueron asesinados o condenados por defender la justicia y la libertad”, dijo Teresa Jiménez.
Todos los intervinientes coincidieron en que la Ley estatal de Memoria Histórica supuso un paso importante. “Tenemos que seguir avanzando porque podemos cometer el error de que vengan otros de fuera a recordarnos lo que teníamos que haber hecho”. Mario Jiménez se refería así a la reciente visita a España del Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas para las Desapariciones Forzadas y a las recomendaciones que ha hecho al Estado español.
También hubo menciones a la futura Ley de Memoria Democrática impulsada por la Junta de Andalucía, que enmienda las lagunas de la ley estatal. El presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Granada, Rafael Gil Bracero, criticó que después de casi ochenta años haya que reivindicar de una forma “casi clandestina el recuerdo a las víctimas”. La futura ley andaluza, a su juicio, abre una puerta a la esperanza. “No es el momento de pasar página porque todavía hay muchos familiares que reclaman verdadera justicia y reparación”, precisó. También hubo referencias a Ley de Amnistía de 1977, una ley de punto final que dejó en las cunetas a las víctimas de la represión franquista. “La herencia negativa del franquismo no se acaba con una ley de amnistía”, indicó Bracero.
La causa contra los crímenes del franquismo abierta en Argentina, las recomendaciones del Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas para las Desapariciones Forzadas y la futura ley andaluza de Memoria Democrática abre nuevas expectativas para saldar lo que se cerró en falso con la Ley de Amnistía de 1977. Pero eso no garantiza que se les dé una sepultura digna a las miles de víctimas que permanecen enterradas en fosas comunes, como en el barranco del Carrizal.
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