16 españoles darán su testimonio ante María Servini de Cubría en Buenos Aires la semana que viene
Los impulsores de la querella argentina esperan que estos testimonios aceleren la imputación de otros acusados, como los ex-altos cargos del franquismo Rodolfo Martín Villa y José Utrera Molina
Los impulsores de la querella argentina esperan que estos testimonios aceleren la imputación de otros acusados, como los ex-altos cargos del franquismo Rodolfo Martín Villa y José Utrera Molina
Víctimas del franquismo durante su reunión con el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias de la ONU. |
Merçona tiene un apellido tristemente famoso en
España. Su hermano, Salvador Puig Antich, fue ejecutado con garrote vil
en 1974, condenado por un tribunal militar por la muerte de un policía
en un tiroteo. Ella es pequeña, enérgica, decidida. Y no se cansa de
explicar que su objetivo es limpiar la memoria de Salvador y que se
señale públicamente a los culpables.
Como muchos de
quienes participan en la querella colectiva contra los crímenes
franquistas, dice que no busca venganza, sino un ejercicio de memoria
colectiva. Para ello y después de años de buscar en vano el amparo de la
Justicia española, Merçona y otras 15 víctimas se subirán esta noche a
un avión rumbo a Buenos Aires.
Allí declararán
frente a la jueza federal María Servini de Cubría, que instruye la causa
por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura de
Francisco Franco, y que ya ha solicitado la imputación de cuatro
exagentes del régimen por un delito de torturas, y la petición de
extradición de los dos que aún siguen con vida: el expolicía Antonio
González Pacheco, alias Billy el Niño, y el exguardia civil Jesús
Muñecas.
Ahora la Audiencia Nacional debe decidir si
los envía a Argentina para ser juzgados o no. En caso de que acepte la
extradición –algo que no parece muy probable–, el Consejo de Ministros
tiene derecho de veto.
De hecho, la opinión entre
los que se embarcan en este viaje en busca de Justicia al otro lado del
Atlántico es unánime: España no tiene ninguna intención de juzgar los
crímenes cometidos durante la dictadura, amparándose en una Ley de
Amnistía que, según recuerdan los querellantes e incluso fuentes del
juzgado argentino, no puede aplicarse a crímenes de lesa humanidad. Hay
otros que van un paso más allá y deslizan que el Gobierno ha buscado
fórmulas para retrasar o bloquear la causa.
La
delegación que viaja a Buenos Aires, y que incluye también a los
abogados que llevan la querella en España, tendrá una apretada agenda en
la capital sudamericana. Además de un acto oficial en el Congreso de
la Nación Argentina, se reunirán con la presidenta de la asociación
Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto. También con el nobel de la
paz Adolfo Pérez Esquivel y con el coordinador de la unidad
especializada en casos de apropiación de niños durante el terrorismo de
Estado, Pablo Parenti.
Acusaciones a ministros
Entre los testimonios que escuchará Servini, hay acusaciones contra
exministros como el ya fallecido Manuel Fraga, Rodolfo Martín Villa y
José Utrera Molina, suegro del ministro de Justicia, Alberto
Ruiz-Gallardón. Como el testimonio de Merçona Puig Antich, que se
querella contra Utrera Molina por haber firmado la sentencia de muerte
de su hermano. O el de Andoni Txasko, que acusa a Martín Villa por el
asalto de la Policía Armada a la iglesia de San Francisco en Vitoria el 3
de marzo de 1976, en el que cinco personas fueron asesinadas por los
disparos de los agentes.
"Es la primera vez que vamos
a testificar ante la Justicia para denunciar unos hechos que ocurrieron
hace 37 años", relata Andoni Txasko con entusiasmo. "Después de vernos
obligados a firmar un sobreseimiento en el que la policía decía que no
tenía elementos suficientes para acusar a personas determinadas,
sentarme delante de un juez a contar lo ocurrido es el primer atisbo de
esperanza que tengo". Y aunque asegura que sabe que es muy difícil que
se condene a los responsables, se conforma con visibilizar aquella
matanza y señalar a los culpables.
Andoni lleva
consigo las consecuencias de aquella huelga y de la forma en la que fue
reprimida "como escarmiento" ante los movimientos sociales que surgían
en esa época tras la muerte de Franco. Al día siguiente de que la
policía gaseara el interior de la iglesia, donde había una asamblea, y
arremetiera a tiros contra los manifestantes, recibió una brutal paliza,
simplemente por ir junto a tres amigos por la calle en pleno estado de
excepción.
Los agentes se ensañaron con su rostro
cuando les rogó que no lo golpearan en la cara porque tenía problemas en
un ojo. "Cuando me dejaron no veía nada. No sabía si lo que me corría
por la cara eran lágrimas o sangre".
Tenía 20 años.
Desde entoces ha encadenado un calvario de meses en hospitales,
tratamientos, la pérdida de un ojo y una capacidad de visión residual de
apenas el 2%. Una incapacidad que le ha impedido hacer su vida con
normalidad.
Con todo, en Andoni hay espacio también
para la comprensión. "No me importaría que los acusados no cumplieran la
condena en la cárcel. Si son viejos, que se queden en su casa.
Simplemente quiero que reconozcan lo que han hecho".
Y resume en una frase la idea con la que todo el grupo se embarca en
este viaje. "Que España no se escude en la Ley de Amnistía. Ninguna
amnistía puede perdonar crímenes contra la humanidad. Y si tiene que ser
Argentina quien juzgue a los criminales, que así sea".
Leer más: Víctimas del franquismo viajan a Argentina para declarar ante la juez http://www.eldiario.es/sociedad/Victimas-franquismo-viajan-Argentina-declarar_0_201580410.html#BGW8TgLyqaYBbrRE
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