«No se puede pasar página sin leerla entera. La de los niños robados la terminaremos de leer. A trozos o a trompicones pero la terminaremos». Con estas palabras concluyó el viernes una charla que no dejó indiferentes a decenas de alcañizanos.
Debate sobre los niños robados |
23 Abril 2013
La ponencia 'Sonrisas robadas:
los niños robados del franquismo', organizada por la agrupación local
de Chunta Aragonesista,
emocionó y arrancó alguna lagrimilla en el aula del Teatro de Alcañiz.
La zaragozana Josefina Musulén, miembro de la Asociación por la
Recuperación de la Memoria Histórica de Aragón y de la Asociación Amparo Poch, se encargó de poner sobre la mesa un asunto que afecta a miles de personas en todo el país, el de los niños robados.
La charla arrancó con la historia de su familia. El padre de Josefina se
quedó huérfano con cinco años. Su padre, el abuelo de Josefina, era de
la CNT y su mujer, la abuela, estaba embarazada cuando les fusilaron. «A
mi padre siempre le dijeron que a su madre le habían reventado la tripa
en el tiro de gracia», explicó. No obstante, cuando el padre de
Josefina tuvo 47 años se enteró de que había tenido una hermana. «Mi
abuela dio a luz antes de que la fusilaran», contó.
«Entonces empezó la búsqueda y, años después, descubrimos que no sólo era nuestra búsqueda, sino la de mucha gente», relató.
Desde que se pusiera la primera demanda sobre niños robados en el año
2008 y comenzara el proceso judicial por parte del juez Baltasar Garzón,
se contabilizan más de 30.000 casos en España. «En todos los hospitales
y en todos los pueblos ha habido niños robados», apuntó Musulén, que
recordó que el último caso sobre el que existe documentación se remonta a
1982.
Y es que la práctica de arrebatar los hijos de los brazos de sus madres
no sólo se efectuó durante la postguerra, sino que se extendió hasta la
Transición. De hecho, diferenció dos fases.
La primera, durante la posguerra, cuando robar niños era una práctica
legal. Franco aprobó una Ley, elaborada por el psiquiatra formado en la
Alemania nazi José Antonio Vallejo Nágera (bisabuelo
de Colate), por la que los hijos de republicanos debían de ser
«reeducados» y vivir en el ‘Auxilio Social’ o en «familias de bien».
«España ha sido el único país en el que ha habido campos de
concentración para niños», apuntó Musulén refiriéndose al Auxilio
Social.
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