Triunfaron en 1939 y siguen triunfando 70 años después
Salvador López Arnal. Rebelión, 24-09-2011
No es un cambio sustancial. Transita por senderos ya establecidos.
Por ley recientemente aprobada, todas las personas que hayan sufrido
directa o indirectamente las consecuencias de un “atentado terrorista”
desde el 1 de enero de 1960 [1] podrán acogerse a la nueva ley de
protección a las víctimas del terrorismo [2].
La norma se ha aprobado el 20 de septiembre, por unanimidad [3] y ya
de forma definitiva, en el Senado. Los grupos parlamentarios han
reproducido el (casi) consenso en la Cámara de Diputados (UPyD votó
entonces en contra: podemos imaginarnos las razones) [4].
Durante trámite senatorial, los representantes –que frecuentemente no
representan a la ciudadanía antifascista- han rechazado las enmiendas
de… las derechas nacionalistas periféricas, de CiU y PNV nada menos,
fuerzas político-empresariales que, como es sabido, nunca, o muy pocas
veces, se han destacado o apoyado ningún gesto de izquierda [5]). ¿Qué
enmiendas presentaron? Las que contemplaban ampliar -no limitar ni
reconsiderar el concepto de terrorismo- el reconocimiento a las víctimas
del franquismo (Grimau, Puig Antich, Txiki, Sánchez Bravo) o de las
represiones policiales (Enrique Ruano y tantos otros).
El portavoz de la Presidencia del Gobierno del Reino borbónico de
España, Ramón Jáuregui, celebró su aprobación. En su opinión, en su
claudicante opinión, la norma sitúa a las víctimas “en el corazón de la
memoria”. La nueva normativa, ha añadido, repara “una injusticia
histórica”.
¿Es posible tanta infamia acumulada? Lo es, no parece que haya error
por mi parte. Acciones de lucha armada contra el fascismo español son
consideradas actos terroristas. Como si a los partisanos italianos o los
combatientes franceses contra la ocupación nazi se les llamara viles
terroristas. Los familiares del almirante fascista Carrero Blanco, la
mano derecha del general golpista-africanista, son considerados
“víctimas del terrorismo”. No, en cambio, a los familiares de Grimau o
Puig Antich, a quien se sigue considerando un terrorista. Ninguno de los
policías que asesinó a obreros, estudiantes o ciudadanos durante el
franquismo o la transición, ninguno de sus mandos, ninguno de los
torturadores de la BPS, la DINA del franquismo, son considerados
terroristas según la nueva ley. Ninguna de las víctimas de su terror,
las hay por miles y miles, es una víctima.
Ninguno de los familiares de los miles y miles de ciudadanos que
fueron asesinados en “juicios sumarísimos” -que nada tuvieron que ver
con la justicia sino con el terror del Estado fascista- desde 1939,
aniquilada la resistencia contra el golpe militar, hasta principios de
los años cincuenta, son considerados víctimas del terrorismo. Siguen
siendo, seguimos siendo, hijos, nietos o familiares de delincuentes
acusados de “rebelión militar”. Su crimen: haber defendido la legalidad
republicana.
Los amenazados, según la nueva norma aprobada, gozarán de derechos
como “víctimas del terrorismo” y se les facilitará el acceso “a ayudas
sociales, sanitarias o de cualquier otro carácter”. ¿Cuántos ciudadanos y
ciudadanas se sintieron amenazados durante el franquismo, en los años
nada pacíficos de la transición e incluso en momentos posteriores? ¿Qué
demócrata real, no aparente, qué ciudadano de izquierdas no se sintió
amenazado, y no por ensoñación o locura políticas, el 23-F y en los
meses posteriores? ¿Para ellos tampoco rige este reconocimiento? ¿No
hubieron amenazas explícitas de todo tipo por parte de gobiernos
franquistas e instituciones afines? ¿Por qué entonces? La respuesta es
el post-scriptum.
Triunfaron en 1939 y siguen triunfando 70 años después.
PS: Propuesta de definición: “España es un Reino borbónico en el que,
en 2011, una de sus comunidades autónomas –pongamos que hablamos de
Melilla– ha incluido entre los méritos para conceder la Medalla de Oro
de la Policía Local –pongamos que hablamos del ex consejero de Seguridad
Ciudadana Antón Mota- haber acompañado al delegado gubernamental de la
dictadura fascista durante la ejecución-asesinato a garrote vil de
Salvador Puig Antich en 1974 y haber estado destinado en Irún cuatro
años antes cuando se declaró “el estado de excepción tras los continuos
incidentes de orden público”, según escrito actual de la Autoridad
competente (pongamos que hablamos del Gobierno local)”.
Nota
[1] Hasta ahora la fecha era 1968. La rectificación permite incluir la bebé Begoña Urroz muerta en San Sebastián en 1960.
[2] “Las víctimas del terrorismo desde 1960 tendrán derecho a ayuda”. Público, 21 de septiembre de 2011, p. 25.
[3] Tomo la información de Público. ¿Por unanimidad? ¿No hay en el
Senado presencia de alguna fuerza política de izquierdas que no haya
claudicado?
[4] La iniciativa parlamentaria inició su tramitación hace un año y medio aproximadamente.
[5] El ataque, e intento de desmantelamiento, de la labor de Memorial
Democràtic en Catalunya por parte de CiU, especialmente por las
acciones de Unió Democrática, es de manual antidemocrático. Incluso
algunas “personalidades” de Convergència han puesto el grito (y la
rabia) en los cielos democráticos y en la verdad histórica. Hasta ahora
sin resultado.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=136248
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