León Blum Primer Ministro de Francia (1936-1938) |
En el año conmemorativo del 75
aniversario del inicio de la Guerra Civil española a causa de la
sublevación militar contra el gobierno legítimo de la II República hay
muchas fechas que recordar todavía. Cada ciudadano o población de este
país cuenta con alguna fecha fatídica que memora aquellos años sombríos,
dolorosos, violentos y de desesperación humana.
Mañana 1 de agosto no es diferente, y
por ello hay una efeméride que se debería recordar como otras muchas
más, olvidadas consciente o inconscientemente en el calendario macabro
de la Guerra Civil, como uno de los mayores actos de tropelía y
traición y de cobardía política internacional contra la democracia. Y es
que no sólo la Memoria Histórica vive de los desaparecidos y demás
represaliados, también lo hace o debería hacer si es que esta quiere
ser una herramienta útil para la reconstrucción histórica, de las
circunstancias y casuísticas que formaron parte de aquellos
acontecimientos que desembocaron en tan nefasto resultado final aquél 18
de julio de 1936.
Como no es excepción, la Guerra Civil
española tuvo un apoyo directo causado no sólo por la actuación de
intereses económicos promovidos por los pudientes de la época, sino que
también, por la falta de convicciones y ética de los considerados
grandes estadistas de la época como Neville Chamberlain, W. Churchill
(posteriormente), Albert Lebroun y Léon Blum (los cuales, cometieron
quizás con su actitud el mayor engaño de la diplomacia y la política
internacional contra la democracia y sus principios al desvincularse de
las necesidades del gobierno de la II República, garante éste, sobre
todo en sus inicios junto a Francia y Gran Bretaña del sistema
democrático ante el avance en Europa del fascismo y el comunismo);
actuando éstos de modo irresponsable y cobarde al abandonar a su
suerte al gobierno republicano, con su política de apaciguamiento ante
estos avances ideológicos y sistemáticos a los que posteriormente no les
quedó más remedio que hacer frente.
Así que este próximo lunes 1 de agosto
podremos recordar y conmemorar todos como la falacia de Léon Blum nos
hacía un flaco favor al vender con el pacto de no intervención (no hay
otro nombre posible que defina su actuación) al gobierno legítimo de la
II República, máxime después de haberse comprometido con José Giral a
dar apoyo de medios materiales y económicos al mismo para
posteriormente retractarse ante la presión del Presidente de la
República francesa y de las directrices marcadas por el Reino Unido,
dejando así abandonado al gobierno de Giral a su propio destino,
mientras los militares sublevados recibían las ayudas de los regímenes
fascistas de Mussolini y Hitler.
Y es que no siempre los intereses de la
libertad y de la democracia coinciden con los de sus valedores, por lo
que su defensa se convierte muchas veces en una debilidad. Lo dicho
flaco favor nos hizo el gabacho con su actitud e ineptitud.
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