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"Se llevaron a las más nuevas, a las más jóvenes". Esa era la frase que
repetían a mediados de los 90 los últimos testigos que vieron partir a
un grupo de jóvenes raptadas por unos señoritos que las hicieron
desaparecer el 27 de agosto de 1936 en lo que se conoce como el crimen de El Aguaucho.
Entre los miles y miles de asesinatos de la represión franquista, el de
este cortijo situado entre las poblaciones sevillanas deFuentes de Andalucía y La Campana es de lo más execrable. De la tradición verbal sotovocce durante décadas ha pasado a ser reconocido, documentado y publicado por investigadores como José Moreno y José María García Márquez.
La represión en Fuentes de Andalucía estuvo revestida de unas
características extremas en cuanto a intensidad y violencia, sin que
hubiera ningún pretexto revanchista, ya que este pueblo de 8.400
habitantes entonces –ahora mil menos– fue tomado al día siguiente del
golpe de estado. No hubo, por tanto, ninguna víctima de derecha y los asesinados izquierdistas fueron 114. Pero,
además, este municipio sevillano, situado a 60 kilómetros de la
capital, arrojó la mayor proporción de mujeres asesinadas: hasta un
total de 27, entre las que se encuentran las cinco jóvenes de entre 16 y
22 años que fueron secuestradas, humilladas, violadas, asesinadas y arrojadas a un pozo de la finca de El Aguaucho.
José
Moreno: "Me puse a investigar con los más viejos, comprobando que
todavía a mediados de los años 90 había miedo a contar lo que pasó"Cuando
el concepto memorialista aún no había tomado carta de naturaleza en
España, el investigador local José Moreno comenzó a hacerse preguntas al
comprobar cómo Rafael Jiménez Lora un veterano apodado "el rubito de
las gaseosas" se cambiaba de acera de vez en cuando para evitar
encararse con otros viandantes y se justificaba diciendo: "no quiero
cruzarme con asesinos". "Se me iluminó la mente y me puse a investigar
con los más viejos, comprobando que todavía a mediados de los años 90
había miedo a contar lo que pasó", comenta Moreno, que en 1999
publicaría un libro basado en la memoria oral que removió las
conciencias, del que en pocos meses saldrá una segunda edición ampliada
sobre la represión y, en especial, sobre la ‘matanza de El Aguaucho'.
Aunque durante mucho tiempo se ha especulado sobre cuántas fueron las jóvenes asesinadas allí, finalmente Moreno asegura a Público que
fueron cinco: las hermanas Coral y Josefa García Lora (16 y 18 años),
María Jesús Caro (18), Josefina Lora (18) y María León (22). Se da la
circunstancia de que otra hermana de las dos primeras había sido
fusilada diez días antes. El delito de las hermanas García Lora era
haber confeccionado una bandera republicana y haberse señalado en
la gran manifestación que recorrió el pueblo el 1º de Mayo del 36.
Todas las asesinadas eran sirvientas en casas de señoritos y habían
dejado de acudir al trabajo cuando sus señores decidieron boicotear la
recolección de las cosechas para tensionar la República.
De modo que aquel 27 de agosto del 36 por la mañana los señoritos
quisieron dar un escarmiento ejemplar. Las secuestraron, las subieron a
una camioneta y se dirigieron a la finca El Aguaucho, donde las
obligaron a cocinarles, las violaron, las asesinaron y las arrojaron a
un pozo. A la caída de la tarde, se vio a los asesinos volver al pueblo
en estado de embriaguez y con la ropa interior de las víctimas ensartada
en sus fusiles a modo de trofeo de caza.
Los nombres y apellidos de los autores de los crímenes de Fuentes de
Andalucía –de los muchos que hubo y no sólo de El Aguaucho– no se
reflejan en ninguna publicación, aunque están en la mente de muchos. Virtudes Ávila (78
años) no olvida que le robaron una infancia familiar, ya que cuando
tenía año y medio los golpistas fusilaron a su padre, que era teniente
de alcalde, y dos meses después hicieron lo mismo con su madre, sin
apiadarse de que estaba embarazada de ocho meses.
Para colmo, no dejaron que sus tías se hicieran cargo de ella y la
internaron en un convento, donde las monjas le cambiaron el nombre. "Me
bautizaron como Angelitas, porque eran de Sor Ángela de la Cruz, y me
enseñaron a coser, a rezar y a pedir dinero", nos dice. No como a las
alumnas de pago, educadas para ser señoritas. Las huérfanas de los
‘rojos' sólo podían ser sirvientas. "Una monja que me quería mucho me
dijo: mira Angelita, esos muebles que nos han traído al convento eran de
tus padres. Y es que no sólo se llevaron sus vidas; la casa se la quedó
entera el criminal más grande que había en el pueblo", dice Virtudes
sin mentar su nombre.
Juan Morillo: "Es importante que en la comisión estén los hijos y los nietos de los dos bandos de la guerra"Tantas
historias de intensa represión derechista han dejado huella profunda en
la configuración sociológica de Fuentes de Andalucía, sin duda una de
los pueblos más de izquierdas de Andalucía y de España. De sus 15
concejales, 7 son de una escisión de IU –alcalde incluido–, otros 7 del
PSOE y tan sólo uno pertenece al PP. Es un pueblo de gran compromiso
memorialista, como se demuestra en que hace dos años se constituyó una
comisión unitaria. Juan Morillo, su portavoz, se jacta
de esa fuerte afición por la memoria histórica: "No es una asociación de
memoria histórica al uso, es una comisión unitaria en la que están
representadas todas las instancias del pueblo, desde el ayuntamiento,
los pensionistas, los partidos, los sindicatos, los clubs deportivos,
etc. Todos menos la Iglesia y la derecha. Además, es muy importante que
en la comisión estén los hijos y los nietos de los dos bandos de la
guerra".
En dos años de funcionamiento de la Comisión por la Memoria Histórica
Fontaniega se han impulsado multitud de actividades, como un gran
festival musical y cultural para recaudar fondos y el estreno de una
obra de teatro titulada El Romance de El Aguaucho escrita por Juan Morillo en recuerdo de aquel imborrable episodio de ignominia. El grupo de teatro amateur El Gallo Rojo ya
ha sumado más de 40 representaciones por toda la provincia de Sevilla,
pero sus actores confiesan "sentir la misma angustia, tristeza y pena"
cada vez que salen al escenario.
La comisión memorialista va a culminar estos dos años de vida el próximo
23 de junio con la inauguración de un gran monumento costeado por
suscripción popular (10.800€, de los que 5.000 pone el Ayuntamiento),
que quedará emplazado en los jardines Luchadores por la Libertad de
Fuentes de Andalucía con el que se rendirá homenaje a esas 27 mujeres
asesinadas en 1936, representadas por las víctimas de El Aguaucho. Se
trata de una obra de acero que se eleva hasta 10 metros de altura, "como
un pozo hacia la vida" en palabras de Juan Morillo. El escultor Paco
Parra asegura que no ha sentido ni disfrutado más que realizando esta
obra, pese a sus veinte años de experiencia artística. Parra recuerda su
inspiración cuando se lo propusieron: "Pensé en humedad, en libertad y
en acero representándolo: un pozo invertido y palomas en su extremo
fueron las figuras que afloraron en mi mente".
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