Recuerdos de 1969: en España hubo grandes disturbios
estudiantiles. El ambiente políticamente
convulso había nacido en un contexto internacional marcado por el mayo
del 68 francés y en medio de esa situación conflictiva protagonizada por
obreros y estudiantes contra la dictadura de Franco, tuvo lugar el asesinato de
Enrique Ruano, el 20 de enero. Tan pronto se conoció la muerte del joven
estudiante de derecho, se desencadenó una serie de hechos que
convirtieron ese año de 1969 en una referencia histórica de España, que iba a
cambiar el rumbo de todo lo que vendría después.
En su testimonio “Peleando a la contra”, el
sindicalista José Luis Úriz nos narra cuando estudiaba ingeniería de
telecomunicaciones en Madrid y fue detenido por el inspector Antonio
González Pacheco, conocido como Billy el Niño. Mientras golpeaba a
Úriz, otro policía que participaba en el interrogatorio le dijo al torturador:
«ten cuidado que se te va a ir la mano otra vez y lo vas a matar», y respondió
según el relato de Úriz: «no importa, hacemos como con Ruano, lo tiramos por la
ventana y decimos que se quería escapar».
Enrique, miembro del Frente de Liberación Popular, uno de los
grupos que luchaban en España contra el franquismo, fue detenido el 17 de enero
con otros tres compañeros en un bar próximo a Plaza de Castilla: su novia Lola
González Ruiz, Abilio Villena Pérez y el cura José Baíllo. La versión de la
Dirección General de Seguridad dice que se le detuvo por arrojar en la calle
propaganda de "las comisiones Obreras", y trasladado a comisaría.
La noche de la detención fueron los cuatro trasladados a la
Puerta del Sol, donde pasaron tres días sin que los dejaran dormir, a base de
violentos interrogatorios.
Al día siguiente de la detención, la policía registró la
habitación de Enrique en el domicilio familiar de los Ruano y se llevaron documentación
y cartas personales, y a pesar de que era su novia, Lola González, la que
llevaba unas llaves de otro piso en el momento de ser detenida, la policía
quizás porque él ya tenía antecedentes por haber sido detenido el año anterior
en una manifestación, decidió que los acompañara Enrique a registrar ese piso
en el tercer día de la detención.
Lola escribió más adelante: “Se sabían mi vida de arriba abajo.
Me pasearon por todo Madrid para que les dijera de dónde eran las llaves que
llevaba en el bolsillo. Las tenía yo, no Enrique. Iban a llevarme a mí…”. Pero
finalmente vio cómo se llevaban a su novio para registrar la vivienda. Le
habían estado interrogando en la sala contigua, sin dejarle dormir.
Así fue llevado a un edificio de la calle
del Príncipe de Vergara —entonces General Mola— de Madrid,
para efectuar un registro de la vivienda, y allí, siempre según la versión
oficial, se arrojó por una ventana del séptimo piso. Lo custodiaban en ese
momento los inspectores de la Brigada Político Social Francisco Luis Colino
Hernández, Jesús Simón Cristóbal y Celso Galván Abascal.
La familia consiguió que el Tribunal
Supremo ordenara reabrir el caso en 1994. Sólo en 1996, 27 años
después, fueron encausados los tres policías que se encontraban con Enrique
Ruano cuando éste cayó
El abogado José María Mohedano afirmó que ahora se sabe que uno
de los policías le disparó antes de arrojarle por la ventana del séptimo piso.
Posteriormente, serraron el hueso de la clavícula para
que no apareciese la bala y falsearon la autopsia.
“La modélica transición” no es más que una falacia que se ha
convertido en verdad a base de haber sido repetida de manera continua durante
años; no puede considerarse modélico este período de nuestra historia reciente
cuyo relato encumbre impunemente tantas víctimas de antifranquistas como se
cobró. Los historiadores cifran las víctimas de la violencia policial entre la
muerte de Franco y la proclamación de la Constitución del 78 entre 600 y 700,
lo que descarta la existencia de una sociedad libre de temores,
Para todas esas víctimas tardías de la violencia del régimen exigimos
Verdad, Justicia y Reparación.
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