Luis Calandre
P. O. D. – Madrid – 29/03/2011 El País
Durante el tiempo de la Guerra Civil en el que la Residencia de Estudiantes fue utilizada como Hospital de Carabineros, el doctor Luis Calandre Ibáñez, que aparte de médico era el último delegado de la Junta para Ampliación de Estudios (JAE), se encargaba de cuidar la biblioteca, que permanecía intacta en el nuevo edificio del auditorio.
Su nieta, Cristina Calandre, agitada por la curiosidad y por los años de estudio dedicados a la historia de su abuelo (ha escrito un libro: El Dr. Calandre, de la JAE al exilio interior), fue por su cuenta y riesgo a visitar y a conocer la exposición de los libros de la Residencia encontrados en el Colegio Mayor Cisneros y, emocionada, escribió una carta al comisario y catedrático González Llavona: “… Yo personalmente no conocía el paradero de la biblioteca, pues nadie me informó de ello, y pensé que había sido destruida, tras la guerra. La enfermera González de Linares, que se cita en su catálogo, todavía vive en Fuenterrabía. Tiene 94 años, así que tendrían que darse prisa para preguntarle sobre qué libros de la biblioteca utilizaban para enseñar a leer a los milicianos”, advierte.
Cristina Calande asegura en su emocionada misiva que lleva años buscando toda la documentación sobre los dos años de funcionamiento del Hospital de Carabineros, y que solo tiene lo que pone en su libro (más de 1.000 fotos y documentos del cuerpo sanitario de carabineros desde 1900).
La exposición impulsada por el profesor González Llavona puede servir para descubrir muchas historias como las de Cristina ligadas al pasado de una institución que reabrió sus puertas en 1989 con el fin de recuperar su memoria, difundirla y mantener el espíritu con el que fue fundada: servir de complemento a los estudios universitarios y de foro de debate a la vida cultural española y europea. Algo que no dista demasiado de lo que el propio González Llavona pretender hacer en los Colegios Mayores. Puede que Residencias de Estudiantes haya ya más de una.
P. O. D. – Madrid – 29/03/2011 El País
Durante el tiempo de la Guerra Civil en el que la Residencia de Estudiantes fue utilizada como Hospital de Carabineros, el doctor Luis Calandre Ibáñez, que aparte de médico era el último delegado de la Junta para Ampliación de Estudios (JAE), se encargaba de cuidar la biblioteca, que permanecía intacta en el nuevo edificio del auditorio.
Cristina Calande asegura en su emocionada misiva que lleva años buscando toda la documentación sobre los dos años de funcionamiento del Hospital de Carabineros, y que solo tiene lo que pone en su libro (más de 1.000 fotos y documentos del cuerpo sanitario de carabineros desde 1900).
La exposición impulsada por el profesor González Llavona puede servir para descubrir muchas historias como las de Cristina ligadas al pasado de una institución que reabrió sus puertas en 1989 con el fin de recuperar su memoria, difundirla y mantener el espíritu con el que fue fundada: servir de complemento a los estudios universitarios y de foro de debate a la vida cultural española y europea. Algo que no dista demasiado de lo que el propio González Llavona pretender hacer en los Colegios Mayores. Puede que Residencias de Estudiantes haya ya más de una.
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