Ahora
parecía más próximo que nunca el cambio de régimen, sobre todo, con la
situación de descontento generalizado que había obligado a abandonar la
Presidencia a Dámaso Berenguer. La
monarquía constitucional de Alfonso XIII, como consecuencia de haber permitido
la dictadura de Primo de Rivera había quedado totalmente deslegitimada; los
siete años sufridos bajo el mandato del general pesaron demasiado e hicieron
fracasar el intento de vuelta a la normalidad constitucional de 1930, en la que
se conoció como “la dictablanda” un intento fallido de lavar la cara a la
monarquía, que no continuó con la dictadura anterior, pero fue abundante en la
represión de continuos conflictos sociales; tampoco llegó a restablecer
plenamente la constitución de 1876, no convocó elecciones a Cortes, como le
exigía la oposición, y sofocó la sublevación de Jaca de diciembre de 1930 con
el fusilamiento de los capitanes Galán y García Hernández.
El
abandono de Berenguer llevó a la presidencia brevemente al almirante Aznar, que
al llegar al poder en febrero de 1931, declaró que pretendía devolver al país
sus libertades y restablecer la normalidad política y jurídica, y si bien no
eliminó la censura que impedía la libertad de prensa, su llegada a la
presidencia supuso un cambio de rumbo político al proponer un nuevo calendario
electoral: elecciones municipales el domingo, 12 de abril, y después,
elecciones a Cortes con el carácter de Constituyentes, por lo que podrían
proceder a la revisión de las facultades de los Poderes del Estado y la precisa
delimitación del área de cada uno (reducir las prerrogativas de la Corona) y
una adecuada solución al problema de Cataluña.
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Alfonso Torres |
La gestión del alcalde Alfonso Torres
era cada vez más cuestionada por los numerosos escándalos. Uno de los que más
pesaron fue el de las Casas Baratas. Las denuncias por las irregularidades en
la construcción habían contribuido enormemente a su descrédito, a una
impopularidad cada vez mayor del primer edil de la ciudad. De las mil
quinientas viviendas proyectadas en un principio no se habían iniciado más que
quinientas treinta y dos; el Ayuntamiento se encontraba enzarzado en pleitos
con los proveedores; los obreros habían sido despedidos…, las fuerzas políticas
habían comenzado dos meses antes a movilizarse para las elecciones, dando a
éstas una trascendencia que no habrían tenido en otras circunstancias, tanto
por parte de las derechas como de las izquierdas.
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Las casas baratas |
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José García Vaso |
El concejal más votado fue Severino
Bonmatí Vicedo, representante de la Cámara de Comercio de Cartagena, que se
presentó por el Partido Republicano Radical Socialista.
Ante los fatídicos resultados, el
Bloque se disolvió, aconsejando su jefe a los miembros del partido que se
afiliaran a los grupos republicanos o socialistas.
El periódico “La Tierra” publicó este
comunicado al efecto:
EL BLOQUE Y LA ACTITUD DE GARCÍA VASO:
Cumplida
su misión de vivero y de albergue de republicanos y demócratas mientras no
existían organizaciones serias republicanas en Cartagena, el Bloque de las
Izquierdas no tiene otra cosa que hacer que disolverse y disuelto queda. Los
elementos que en él perduran, fieles a su amistad con el Sr. García Vaso, han
quedado, por disposición de éste, en libertad, aunque su consejo es que se
afilien a los grupos republicanos o socialistas, ya que, con ello, no harán más
que obedecer la voluntad soberana del país.
El
Sr. García Vaso sigue el mismo consejo que da y el mismo rumbo de LA TIERRA.
Solo que, por decoro personal y político, se abstendrá de toda intervención
activa en la política local y «se queda en casa», deseando a todos los
republicanos mayores triunfos.
No
podía ni debía el Sr. García Vaso, sin ser cobarde o traidor, abandonar, a la
hora de la pelea, los intereses políticos que le estaban confiados y ha hecho
el sacrificio de renunciar al éxito personal que le habría correspondido si
antes de la lucha hubiera ido a las filas que, sin duda, habían de ser las
victoriosas. Sobre la vieja nave que se hundía, ha permanecido hasta que,
salvada su tripulación y a salvo también el cargamento democrático, puede
retirarse de ella, derrotado, pero ni desleal ni huido.
Publicado en el periódico "La Tierra"
Los resultados fueron similares en las
principales ciudades. Las candidaturas republicanas resultaron mayoría en 41
capitales de provincia. En la mayoría de municipios rurales no había habido
elecciones; se negó el derecho al sufragio a miles de electores, ya que la ley
electoral de 1907 establecía que en los municipios en que el número de
candidatos igualase el de puestos a cubrir, no se celebraran, lo que hacía que
éstos fueran ocupados por los representantes de los caciques.
Sobre las cinco de la tarde, las
noticias que llegaban de los pueblos pequeños eran favorables a la monarquía,
pero los concejales allí elegidos, afines a los intereses de los caciques, no
se consideraba que hubieran sido elegidos legítimamente, y hasta las autoridades
monárquicas lo entendieron de ese modo; en las ciudades importantes y en los
pueblos grandes la victoria fue aplastantemente republicana.
Si el resultado de las elecciones era
la prueba para calibrar el apoyo a la monarquía antes de las elecciones
generales, los resultados abocaban a una instauración inmediata de la
República.
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Niceto Alcalá Zamora |
La llegada de la República era
inminente, y Niceto Alcalá Zamora, que presidía el comité revolucionario,
planteó a Alfonso XIII un ultimátum: su salida debía producirse antes de la
puesta de sol.
A primera hora de la tarde se alzaba
la tricolor en el edificio de Correos y Telégrafos y Alcalá Zamora entraba en
la puerta del Sol como primer presidente del Gobierno Provisional.
En Cartagena, a las 6 de la tarde, se
proclamó la República desde el balcón principal del Ayuntamiento.
En la plaza, una gran concentración
acogió el acto. Mientras tanto, un grupo de
exaltados irrumpió en el palacio consistorial, destrozando los retratos del rey.
A las doce de la noche se llevó a cabo
la transmisión de poderes, haciéndose cargo el Comité Revolucionario del
Ayuntamiento, en nombre del Gobierno Provisional de la República Española. Tomó
posesión una gestora integrada por los dirigentes de la Conjunción
Republicano-Socialista , los ahora concejales Severino Bonmatí Vicedo (Partido
Republicano Radical Socialista), Luis Romero Ruiz (Alianza Republicana) y
Amancio Muñoz de Zafra (PSOE).
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Amancio Muñoz de Zafra |
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Alfonso XIII en el interior del Arsenal |
El ex rey venía desde Madrid en uno de
sus automóviles de lujo. Una vez en el Arsenal, antes de subir al barco, permaneció
un rato despidiéndose de las autoridades y preguntó si se había decretado el
estado de guerra, a lo que se le respondió negativamente. En medio de la
serenidad de la despedida, en que todos estrecharon su mano en silencio, un
sargento de la Guardia
Civil no pudo reprimirse y gritó con fervor un ¡Viva el Rey!,
al que respondieron algunos de los presentes. Entonces don Alfonso levantó el
brazo gritando ¡Viva España! siendo su grito coreado con entusiasmo. Embarcó
acompañado del almirante Rivera y el grupo de militares que le acompañaba se
fue disolviendo lentamente. A las cinco y cuarto de la mañana, el rey sin trono
se alejó de Cartagena embarcado en el crucero “Príncipe Alfonso”.
Crucero Príncipe Alfonso Después, Crucero Libertad |
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Marineros fotografiándose junto al automóvil del ex monarca |
A lo largo del día quince, declarado festivo por el Gobierno provisional, se vivió una auténtica jornada de fiesta.
Todas las tiendas estaban cerradas,
gente, gente y más gente por las calles, gritando vivas a la República ; la Calle Mayor , de bote
en bote; los cafés, llenos a rebosar…, bandas, cornetas por las calles tocando la Marsellesa ,
interpretando el Himno de Riego…
Por la tarde se organizó
espontáneamente una manifestación paseando por todas las calles un cuadro,
alegoría de la República , mientras que los transeúntes aplaudían
a su paso y daban vivas. Terminaron por llegar al Ayuntamiento, subir las
escaleras con él y colgarlo en el Salón de Sesiones.
También esa misma tarde se celebró una
reunión de todas las clases subalternas de la Armada. Se dieron cita
en la Sociedad
Económica de Amigos del País. Expresaron su satisfacción con
entusiasmo, pero en perfecto orden, y acordaron mandar a Madrid un telegrama
para manifestar su adhesión al Gobierno de la República y pedir la dignificación de la clase
como base principal de la
Marina española. Después se tuvo un emocionado recuerdo para
los dos mártires de Jaca y concluyeron con un nuevo acuerdo: contribuir con dos
pesetas cada uno para erigir un monumento nacional a la memoria de Galán y
García Hernández.
Cartagena ya era republicana.
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