"Estará muerto él, ofrecido como una azucena, como
una guitarra salvaje, bajo la tierra que sus asesinos echaron con los pies
encima de sus heridas, pero su raza se defiende como sus cantos, de pie y
cantando, mientras le salen del alma torbellinos de sangre, y así estarán para
siempre en la memoria de los hombres.
No sé cómo precisar su recuerdo. La violenta luz
de la vida iluminó sólo un momento su rostro ahora herido y apagado. Pero en
ese largo minuto de su vida su figura resplandeció de luz solar".
Pablo Neruda
La tarde del 7 de octubre la
pasamos en el Luzzy recordando a Federico.
Con los acordes de fondo de la guitarra de Jesús Sivianes, tuvo
lugar el acto presentado por Josefina Pérez García, la Vicepresidenta de la
Asociación Memoria Histórica de Cartagena, que dio paso, en primer lugar, a la
disertación de Flori Celdrán Martínez, profesora de Historia del IES Isaac
Peral, de Cartagena, que encuadró en su contexto histórico la figura de García
Lorca y nos dio unas breves pero estratégicas pinceladas sobre distintas etapas
de su biografía, nos habló sobre su figura de poeta universal, su compromiso
social y la relevancia de su influencia en la cultura española, para acabar con
una visión general de la importancia del carácter innovador de su teatro.
Preciosa y el Aire, Meditación
bajo la lluvia y Canción otoñal, fueron los poemas que nos emocionaron en la
voz de María Dolores Vieites López, la primera persona que recitó, y tras la
cual continuó Jeannine Alcaraz Fernández, que de “Poeta en Nueva York” eligió
para declamar La Aurora, Los negros y Nacimiento de Cristo.
Tras estas dos intervenciones,
Pepa Martínez leyó algunos extractos de Federico García Lorca, uno de los
capítulos de “Confieso que he vivido”, la obra de quien fuera entrañable amigo
de Federico.
A continuación, y siempre con
la compañía del fondo musical interpretado por Jesús, intervinieron Rosa García
Oliver y Carlos Alberto Alcaraz García, que también eligieron “Poeta en Nueva York”
para seleccionar sus poemas.
La primera recitó Ruina, Vaca y
Vals en las ramas, y el segundo Muerte, Paisaje con dos tumbas y Pequeño poema
infinito.
Como final, después de las
conmovedoras intervenciones de nuestros cuatro intérpretes, que con tanta
pasión se habían entregado a la tarea de recitar, de nuevo intervino Pepa
Martínez para leer otra vez a Neruda, unos fragmentos en esta ocasión de El crimen fue en
Granada, el discurso que éste pronunció en París en 1937, sobre la figura de
Federico García Lorca, cuyo asesinato nunca podremos perdonar.
"Comprendedme y comprended que nosotros, los poetas
de América española y los poetas de España, no olvidaremos ni perdonaremos
nunca el asesinato de quien consideramos el más grande entre nosotros, el ángel
de este momento de nuestra lengua. Y perdonadme que de todos los dolores de
España os recuerde sólo la vida y la muerte de un poeta. Es que nosotros no
podremos nunca olvidar este crimen, ni perdonarlo. No lo olvidaremos ni lo
perdonaremos nunca. Nunca".
Pablo Neruda
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