sábado, 11 de julio de 2015

“La guerrilla gallega se reunía en las casas, no en el monte”


Afonso Eiré presenta este jueves en A Coruña O Piloto, o último guerrilleiro, acompañado del historiador Emilio Grandío y del alcalde Xulio Ferreiro




Praza Pública, 08/07/2015 | 9 julio 2015

El 10 de marzo de 1965 era asesinado por la Guardia Civil cerca del embalse de Belesar José Castro Veiga, O Piloto. Así comienzan la mayor parte de los relatos sobre el último guerrillero de toda España muerto en combate, unos relatos y una historiografía que suelen presentarlo como un luchador solitario en ese momento, que se limitaba a resistir, “un hombre que esperaba”, como escribió Carlos G. Reigosa en su Fuxidos de sona. Con O Piloto, o último guerrilleiro (Hércules de Ediciones) Afonso Eiré rompe esa visión: ni inactivo ni aislado, José Castro Veiga contaba en la comarca de Chantada con un importante apoyo social, que Eiré ennumera en hasta 105 casas que le daban cobijo y recursos, un carácter social de la guerrilla gallega en su conjunto que ayuda a desmontar también la imagen de Galicia como un territorio totalmente sumiso al franquismo.

Afonso Eiré presenta su obra este jueves en A Coruña, a las 20 horas en la Fundación Rodríguez Iglesias (Rúa Cordelería, 32-A), en un acto organizado por la Comisión pola Recuperación da Memoria Histórica da Coruña, y en el que participarán el alcalde Xulio Ferreiro, el historiador Emilio Grandío y el editor Francisco Rodríguez Iglesias. Un libro con documentos y materiales inéditos y con un formato que se sitúa a medio camino entre el ensayo y la novela, en el que emerge el intenso trabajo de documentación realizado por Eiré durante años, incluidas docenas de entrevistas: “Quise darles voz a las fuentes, para que sean los protagonistas. No es novela ni es ensayo, quise que gente que habitualmente no leería un ensayo histórico se interesase por esto, como se leyera una novela de acción”, destaca el autor. Eiré señala la importancia de los trabajos de investigación que se están realizando de manera local, acudiendo a las fuentes, y que rompen con la “distorsión y contaminación de la propaganda existente en buena parte de la historiografía sobre este tema”, denuncia.

La figura de O Piloto quedó como mito, asociado a esa etiqueta del ‘último guerrillero’, pero tu libro muestra que era poco lo que sabíamos realmente sobre él, y que había muchas ideas erróneas. ¿Por qué no se extendió más el conocimiento sobre él?

Dijo Armand Balsebre que el silencio impuesto a la memoria de los guerrilleros desde los años 60 reunió, paradójicamente, en el mismo lado la visión del PCE y la del aparato propagandístico de Fraga Iribarne. Sin eso no se entiende la imagen que quedó de la guerrilla gallega. El propio Balsebre dice que existió una ‘amnesia general’ hacia la causa guerrillera por parte del PCE. Eso es lo que lleva a que la figura del Piloto se fuera desvaneciendo, a pesar de ser el último guerrillero del Estado muerto en combate. Tampoco se cuenta que la guerrilla gallega fue la primera de todo el Estado en autoorganizarse, en 1942, y que lo hizo tres años antes que el resto. El propio PCE toma la organización de la guerrilla gallega como ejemplo para todo el Estado.

También se dice siempre que era un guerrillero que ya no ejercía como tal, y que se limitaba a resistir, de forma solitaria…

Es que tampoco se cuenta la verdad cuando se dice que O Piloto ya no era guerrillero, porque estaba sólo o porque había años que no realizaba ataques armados. Esto es desconocer lo que era la guerrilla y la actividad de los guerrilleros. La guerrilla hacía más cosas además de atentados; la guerrilla distribuía panfletos, se entrevistaba con gente, protegía y organizaba a los vecinos para evitar la represión. La represión en los lugares en los que actuaba O Piloto fue mucho menor que en otras partes de Galicia, a pesar de ser un lugar donde había triunfado la Frente Popular. En 1963 O Piloto publica y difunde un manifiesto dirigido al pueblo gallego (que incluso se distribuyó en las ciudades), en el que llamaba a los comunistas y a todos los antifranquistas a hacer una huelga general: “Franco, tiembla, tiembla de miedo, porque la huelga general política te va a colgar del vallado del Retiro”. En los últimos años de actividad de O Piloto estaban celebrando la campaña de los 25 años de paz, y no les convenía para nada que existiera la guerrilla y que se hablara de ella.

¿Cuál era su apoyo social en la zona?

Había 105 casas de la zona de Chantada que le daban apoyo a O Piloto. Y su importancia continuó más allá de su muerte. Yo me crié con la figura de O Piloto, para mí era un héroe. Antes de conocer al Capitán Trueno, a Red Ryder, al Llanero Solitario o a Roy Rogers, para mí el héroe era O Piloto, que era lo que escuchaba todos los días. Pero hasta que escribí el libro no me enteré de algunas cosas que siempre había tenido delante de la nariz. Cuando comenzamos a montar las Comisións Labregas en Chantada en 1973, tuvimos un éxito impresionante: en plena clandestinidad en tres meses hice más de 100 afiliados. Cuando eres joven piensas que eres un fenómeno, pero después me di cuenta de que toda esa gente estaba relacionada con la guerrilla y con O Piloto. Y esa gente es la que nos permitió hacer en 1976 la primera gran tractorada de todo el Estado, en la que sólo quedaron cinco tractores sin salir a la manifestación. Entonces no me enteraba, pero estaba todo ahí.

Ese apoyo social puede verse en otras cosas. Por ejemplo, la guerrilla en Málaga, Asturias, Cantabria…, lugares donde era muy fuerte, se fue deshaciendo por culpa de las delaciones internas. Esas delaciones en Galicia casi no existieron. Eso nunca se dice sobre la guerrilla gallega. Otro ejemplo del apoyo social de la guerrilla en Galicia lo podemos ver en comparación con Catalunya: cuando matan al último guerrillero catalán, Ramón Vila, en 1963, los vecinos no dejan que sea enterrado en el cementerio; en cambio O Piloto sí es enterrado en el camposanto, el cura le reza el responso y los vecinos le van a poner flores. Los guerrilleros gallegos no eran maquis, como en otros sitios. La guerrilla gallega estaba en las casas, se reunía en las casas, no en el monte. ¿Pero cuál es la otra diferencia? Que en Catalunya Ramón Vila tiene un museo y aquí O Piloto, una figura esencial, está abandonada a su suerte.

¿Crees que cambiará en los próximos años la visión que se tiene sobre la guerrilla gallega y su reconocimiento?

Espero que sí. La Diputación de Lugo hizo una exposición que está yendo por todos los ayuntamientos. Y el documental O Piloto, del que soy guionista, también se está viendo en muchos sitios, y con un éxito tremendo. También el libro se está vendiendo muy bien y me está gustando especialmente que a algunas presentaciones esté yendo gente que son hijos o nietos de las personas que ayudaron a la guerrilla. Y eso significa que aunque esa relación nunca se exteriorizara, sí que en las casas se hablaba del tema y esa memoria quedó ahí.

http://www.eldiario.es/galicia/guerrilla-galega-reunia-casas-monte_0_407010083.html

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