jueves, 5 de agosto de 2010

Benito Sacaluga Rodríguez, Fusilado en Cartagena 1939

Inspector de la Escuadra de la República – Director de la Escuela Naval Popular de Cartagena – Teniente Coronel de Máquinas de la Armada – Comandante y Jefe de Máquinas del Acorazado Jaime I. (1.882 – 1.939

 Acorazado Jaime I
Sigue a continuación la transcripción oral de su hija Paca, recibida de su madre y que mi prima hermana Paquita ,su hija, me ha dado a conocer recientemente.
” Mientras el abuelo estuvo prisionero en el Arsenal de Cartagena, la abuela le mandaba diariamente desayuno, comida y cena, todos los días iba a verlo pasándose toda la tarde con él, hablaban , el abuelo a veces escribía, la abuela se llevaba su punto de media y allí hacía su labor”
 La mañana del 29 de abril de 1939, la abuela le mandó el desayuno con su hijo Juan, cuando llegó a la entrada y dijo que le llevaba el desayuno a su padre,  la respuesta fue: No puedes entrar porque esta misma mañana tu padre ha sido fusilado(su hijo Juan tenía 13 años), salió de allí como alma que lleva el demonio y tardó tres días en reaccionar. Una vez en su casa contó lo sucedido a su familia.
El sacerdote del Arsenal, según sus propias declaraciones, estuvo con el hasta sus últimos momentos, más tarde fue a la casa de la abuela y le comentó que Benito era uno de esos muchos mártires anónimos, le hizo entrega de una carta manuscrita con pluma dirigida a ella, a todos sus hijos  y especialmente a los más pequeños Benito y Juan, a su hija Paca y a su marido Carlos, una carta llena de manchas de lagrimas, con algún que otro borrón, pero perfectamente legible, por ella se supo que el abuelo sabía de la sentencia días antes, pero ni siquiera el día anterior al de su ejecución se lo dijo a su mujer.
El marido de su hija Carmela recogió el cadáver y la familia le dio cristiana sepultura en el Cementerio de Cartagena, en una tumba individual alquilada por un periodo de diez años.
Mucho antes de que cumpliera el plazo del alquiler de la sepultura la abuela mandó a su hijo Juan a Cartagena para hacer los trámites de la prorroga del alquiler, cuando Juan llegó al cementerio comprobó que los restos de su padre habían sido sacados de la tumba, aún estando vigente el alquiler, y trasladados a una dependencia del depósito de cadáveres, amontonados junto a otros muchos restos en una mesa,imposibles de identificar. Los responsables del cementerio le dijeron que todos y cada uno de esos restos serian llevados a una fosa común siguiendo instrucciones del Ministerio de Marina.
“De vuelta a Madrid y comentado lo sucedido con su madre, procurando evitar los detalles, la reacción  fue más que dramática, la abuela no entendía, no comprendía, la desesperación le impedía razonar, no entendía como su hijo no se había hecho cargo de los restos de su padre, su hijo Juan al final le dijo : Mamá entre todo lo que estaba allí, solo he podido reconocer una sandalia de charol de papá.”
Nueve años después de su asesinato los franquistas profanan su sepultura , colocan sus restos encima de una mesa, junto con los de varios más para finalmente  enterrarlos en una fosa común. Esto ocurría en 1948, lejos ya la guerra aún seguían cavándose fosas comunes, quizás intentaban eliminar las pruebas de sus asesinatos, quizás seguían temiendo y odiando a los militares que permanecieron fieles a su juramento de defender España, de acuerdo con la Constitución y a  las ordenes del Gobierno democraticamente elegido.
Fosa Común X.  En la misma se encuentran los restos de 51 Marinos Republicanos y  dirigentes obreros fusilados por el régimen franquista. (Cartagena)

Homenaje a los Marinos Republicanos, organizado por la Asociación Memoria Histórica de Cartagena 14 de Abril 2009
 
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