viernes, 21 de enero de 2011

Crímenes del fascismo en la Guerra Civil Española . El bombardeo de Granollers de 1938.

Crímenes del fascismo en la Guerra Civil Española . El bombardeo de Granollers de 1938.

Caricatura de Mussollini engullendo a Franco, que apuñala a Granollers. Publicada en el libro Contro il fascismo. 50 anni di immagine satirico-politica nell mundo. Ed. Fratelli Fabbri. Torino, 1976. Fuente: Revista Foragitats
Capital de la comarca del Vallés Oriental (Barcelona), Granollers ha visto cómo la guerra ha ido aumentando los problemas y las dificultades de la ciudad, en especial a causa de tener que acoger a gran cantidad de evacuados y refugiados de muchos lugares del país que han huido de sus lugares de origen ante el avance de las tropas franquistas.
La ciudad no ha sido hasta ahora bombardeada pero muchos creen que no puede tardar mucho en serlo, ya que a pocos kilómetros la población de Mollet del Vallés ya lo fue en enero y la misma Barcelona sufre durísimos ataques aéreos desde marzo. El cerco se va estrechando.
Sin embargo hoy, 31 de mayo de 1938, es día de mercado como todos los martes. Muchos de sus 14.000 habitantes han empezado hace horas a trabajar, el que más y el que menos está ocupado en sus actividades cotidianas, otros hacen cola para conseguir el sustento diario, los niños están entrando en las escuelas, unos pocos miran los periódicos angustiados al leer las noticias de la guerra…

La Porxada de Granollers tras el bombardeo. El monumento más emblemático de la ciudad ,se construyó hacia finales del siglo XVI. Concebida inicilamente como lonja de grano, era el lugar donde tenía lugar el mercado de la localidad. Fuente: ADN.es Barcelona
Pasan cinco minutos de las 9 de la mañana cuando, sin previo aviso, una tormenta de fuego y destrucción se abate sobre la ciudad. Cinco aviones de la Aviazione Legionaria Italiana al servicio de Franco dejan caer su carga mortal sobre los indefensos habitantes de Granollers.
Sólo tardan un minuto en sembrar el terror. Ni una sola de las sesenta bombas que arrojan cae sobre los objetivos que pueden tener algún valor militar o estratégico: las vías del tren y la estación, la nave industrial donde se reparan motores de aviación, la central eléctrica, el puente sobre el río Congost…incluso el campo de aviación de La Garriga-Llerona situado a escasos cinco kilómetros de la población.
Por el contrario las bombas caen, desde una altura aproximada de 3000 metros, sobre las calles y las plazas del centro de Granollers: la plaza de La Porxada, donde se celebra el mercado, la plaza de Les Olles, la calle de Anselm Clavé…

Plano de Granollers. En rojo, los impactos del bombardeo del 31 de mayo de 1938. Fuente: Revista Foragitats.
Desprovista de defensa antiaérea y no funcionando las alarmas, la capital vallesana es cogida totalmente desprevenida.
El número de víctimas fue elevadísimo y aunque las fuentes difieren sobre el mismo parece ser que no bajó de 224 muertos y más de 700 heridos, muchos de los cuales tuvieron que ser evacuados a otras localidades para su hospitalización. Algunos cadáveres quedaron tan destrozados que no fue posible su identificación, ni siquiera el sexo o la edad. Buena parte de los heridos iban a a fallecer en las próximas horas o días.

En un principio el ataque se atribuyó a la aviación alemana, pero diversos archivos italianos a los que los investigadores han tenido acceso confirman que fueron aviones italianos los autores de la salvaje masacre.

Imagen del bombardeo de Granollers, tomada por uno de los aviones que participaron en el mismo. El óvalo remarca que las explosiones de las bombas se produjeron en el centro de la población, sin alcanzar ni uno solo de los posibles objetivos militares. Fuente: Revista Foragitats
La mayoría de los ataques aéreos que sufrió Cataluña durante la Guerra Civil fueron perpetrados por L’Aviazione Legionaria, nombre que recibió la aviación italiana adscrita al ejército sublevado. Sólo una parte relativa de los bombardeos fueron realizados por las fuerzas alemanas y españolas.
Entre la segunda mitad de agosto y principios de septiembre de 1936, la aviación italiana participó activamente en la ocupación de Mallorca, pieza clave para la estrategia militar contra Cataluña, con el claro objetivo de convertir la isla en su futura base aérea y puerta de entrada de los ataques de los sublevados en Cataluña. Una hora escasa de vuelo separaba las bases mallorquinas de sus objetivos catalanes.
La intervención de L’Aviazione Legionaria fue decisiva en el resultado final de la Guerra Civil, porqué supuso para el ejército franquista un salto cualitativo de su capacidad ofensiva.

Escuadrilla de Savoia-Marchetti SM-79, el bombardero italiano más importante de la G.C.E. y de la II G.M. Fuente: La Primera y la Segunda Guerra Mundial
El gobierno fascista italiano envió a España un total de 759 aviones, de los cuales, los más importantes fueron los Savoia SM.79, tan rápidos que no necesitaban ni los cazas de escolta para efectuar una media de tres misiones al día a plena carga. De este modelo eran los cinco aviones que dejaron caer sus bombas sobre Granollers.
Todos los diarios catalanes (La Humanitat, La Rambla, La Vanguardia, Las Notícias,…) se hicieron eco del cruel ataque. También la prensa extranjera, en especial la francesa (La Croix, L’Oeuvre, Le Figaro, Le Temps, L’Humanité) y la británica (The Times).
La aviación fascista italiana y la Legión Cóndor alemana habían inaugurado una nueva escalada belicista contra la población civil en el que la retaguardia se convertía en vanguardia.
Era éste un nuevo tipo de guerra que tenía entre sus objetivos el hundimiento moral de la población civil, algo desconocido hasta entonces. La República tuvo que enfrentarse pues a un nuevo tipo de guerra sin precedentes.

Unas personas contemplan los destrozos en los edificios de Granollers. Fuente: Revista Foragitats
Aún no se había inventado el radar, por lo que las autoridades republicanas de cada población no tuvieron otro remedio que impulsar la defensa pasiva de sus habitantes, construyendo a toda prisa refugios antiaéreos y colocando sirenas y alarmas que paliaran los efectos de tan devastadores bombardeos.
Ante la horrorizada protesta de la opinión pública extranjera, incluso del Vaticano, por los bombardeos contra ciudades indefensas, Franco no dejó nunca de afirmar en todo momento que sus ataques contra las ciudades no buscaban objetivos civiles sino militares.
De todos modos, el asunto quedó silenciado con la victoria de los franquistas: ya nunca nadie les exigiría responsabilidades por el crímen de lesa humanidad cometido en Granollers. (1)
Ni por el genocidio sistemático que ahora, ganada la guerra, se disponían a cometer contra su propio pueblo.

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